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miércoles, 30 de marzo de 2011

2ª Escuela de Familias

Hoy ha tenido lugar nuestra segunda Escuela de Familias en el CEIP Vicente Neria, en nuestro encuentro semanal con madres y madres de los peques de este cole hemos hablado sobre La Autonomía y La Responsablidad, aquí podeis leer el guión que hemos seguido.


2ª Escuela de Familias CEIP Vicente Neria
Fundación Save The Children
“Como conseguir la autonomía en nuestros hijos/as”
Siempre estamos pensando en qué podemos hacer para que nuestros niños sean los mejores, tengan un buen trabajo en el futuro, o al menos que sepan defenderse en lo profesional y en lo personal, y lleguen a ser felices. Es una tarea difícil, pero, como ya sabemos, todo se aprende, y por tanto, todo se enseña. Para que nuestros niños sean independientes y desarrollen cierta autonomía en sus vidas, dependerá mucho de la educación que les demos.
¿Y qué hábitos son inadecuados y por tanto debemos evitar?
 El uso de biberón, chupete, comida triturada..
 El darles de comer para que coman más cantidad y más rápido; lavarles y vestirles para terminar antes...
 El hecho de permanecer hasta altas horas de la noche jugando, viendo la tele, etc...
 Ver programas de TV inadecuados en horario y contenido.
 El uso de pañales durante el día o la noche.
 Limpiarles los mocos en vez de enseñarle a ellos/as.
 Acostarles en nuestra cama o acostarse en la suya de forma habitual o frecuente.
 Y en definitiva, hacerles todo aquello que ellos ya pueden hacer por sí mismos/as
¿Cómo educar en la autonomía?
 Debemos intentar que el niño/a sea autónomo/a progresivamente, prestándole u ofreciéndole ayuda y dejándole que la pida cuando la necesite.
 Hay que alabar al niño/a cuando consigue hacer algo por si mismo/a, felicitarle también por sus intentos y poner de manifiesto cada pequeño progreso que haga.
 No se debe culpabilizar o reprender excesivamente a los niños/as si no logran realizar algo; podemos contribuir a que el niño/a se forme una mala imagen de sí mismo.
 Si hacemos que los niños/as dependan en todo de los adultos podemos hacerles tímidos, inseguros, incapaces de desenvolverse solos, de relacionarse con los demás, “tiranos”, solicitando atención continua.





Unas últimas recomendaciones a tener en cuenta en estas edades:
 Vigile la vista y el oído en sus hijos/as.
 Los niños/as deben tener horarios fijos (para comer, dormir,...)
 Si su hijo/a se hace pipí en la cama no le riña ni castigue.
 Si su hijo/a se aísla demasiado, no se comunica con otros niños/as, es demasiado agresivo, sus rabietas son demasiado frecuentes, está habitualmente triste o llama la atención con conductas muy inusuales, parece no atender ni comprender órdenes o por el contrario observa capacidades intelectuales muy altas, consulte al orientador/a del Centro
 Si su hijo es zurdo, no le contraríe.
 Cualquier duda o inquietud que quiera comentar con su profesora o especialistas, hágalo sin que el niño/a esté presente.
 No le compare negativamente con familiares, conocidos, compañeros
 Si habla como un bebé no le ría su jerga, no le ridiculice, ni le imite.
 Si no pronuncia algunos sonidos como la “r” o tartamudea, no le corrija continuamente ni le presione.
 Dedíquele su tiempo, su atención y su afecto.
 Desarrolle su motivación y gusto por el trabajo escolar, por el aprendizaje en general y así desarrollará también su responsabilidad.
 Enséñele a valorar a su profesor/a y a respetar las normas que éste/a ponga en la clase

Muchos padres suelen anticiparse a las acciones de los niños, a no dejarles actuar o a hacer algunas otras cosas que los niños podrían hacer solos. Esos padres actúan así porque creen que sus niños no tienen capacidad de realizar cosas solos, por evitar que se hagan daño, por comodidad para conseguir resultados más rápidos, o porque no confían en la capacidad de reacción de sus hijos.
Cuando tu hijo, delante de una tarea, diga "yo sólo que ya soy mayor", escúchale y respeta su decisión. Es más importante lo que dicen y cómo actúan los padres en ese proceso, que la disposición que tenga el niño.
No os olvidéis de que una mayor autonomía favorece a una buena autoestima, y a una evolución sana en cuanto a las decisiones y la vivencia del día a día.

MJLópez
Mediadora Familiar
sccoria.din@gmail.com
Save The Children
Sevilla

martes, 29 de marzo de 2011

Algunos Recursos Para Segundo de Primaria

Estos Recursos los hemos utilizado en clase para trabajar con nuestros niños de segundo de primaria, son todos de educación compensatoria, trabajamos para la Fundación Save the Children
espero que os sirvan




De vuelta a nuestras Escuelas de Familias


Una vez más volvemos con nuestras, siempre didácticas, Escuelas de Familias, trabajamos en nuestros colegios, CEIP Vicente Neria y CEIP Josefa Navarro, aquí en Coria del Río,
para que nuestros sufridores padres y madres puedan ver un poquito de claridad en esta tarea tan árdua que es la Educación de Nuestros Hij@s.
En nuestra primera sesión estuvimos trabajando sobre la Autoridad Positiva, cómo podemos conseguir que nuestro pequeño no se convierta en un tirano, en el pequeño dicatador, mágnifico libro de Javier Urra, que por supuesto recomiendo.
¿Dónde están las normas cuando el padre o madre trabaja tantas horas fuera de casa y son los abuelos los que se convierten en educadores habituales?
Principales errores que cometemos los padres
Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:
La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.
Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable. Nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro.
En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.
El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.
Falta de coherencia. Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también.
Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".
Gritar. Perder los estribos. A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador, poco mordedor. Al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...
No cumplir las promesas ni las amenazas. El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es imposible.
No negociar. No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.
No escuchar. Dodson dice en su libro El arte de ser padres, que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.
Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Algunas Recomendaciones
• Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.
• Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.
Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.
Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.
Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.
Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.
Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.
Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

lunes, 14 de marzo de 2011

Autoridad Positiva

Después de hablar con algunas madres y padres que me transmitían su preocupación por no poder llegar a controlar situaciones, tan cotidianas pero no por ello menos preocupante, como la de decir no a nuestros hijos, cuando estamos educando y no sentirnos los peores padres y madres del mundo, he decidido trabajar en una Escuela de Familia basada en la Autoridad Positiva, para ello os invito a todos a participar en la misma el próximo miércoles día 16 de marzo a las 9 de la mañana en el CEIP Vicente Neria, espero que os guste!!!!